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Si lo dijo uno de los pajarillos más creativos que han volado por este mundo en el último siglo, ha de ser verdad: “La inspiración existe, pero te tiene que encontrar trabajando”. Sin duda, Pablo Picasso sabía lo que decía y, aunque ya casi se haya convertido en una frase hecha que repetimos sin llegar a comprender, se puede afirmar sin miedo a equivocarse que esta máxima nunca dejará de ser imprescindible a la hora de buscar la tan ansiada creatividad.
Porque aunque todos tengamos al típico amigo que cada vez que ve una obra de arte muy creativa o lee un libro sorprendente afirma que él mismo podría haberlo hecho en un par de tardes, lo cierto es que los resultados más creativos tienen tras de sí incontables horas de trabajo. Y esto no significa que la inspiración no pueda llegarte cuando menos lo esperas y muy lejos de la oficina, significa que si no te esfuerzas a diario, no vas a poder identificar y aprovechar la más brillante de las ideas.
Esto nos afecta a todos, porque la creatividad no es solo cosa de genios de la ilustración, pintores, diseñadores o escritores… Cualquier problema que requiera solución se va a beneficiar de una buena dosis de inspiración. Empezar a trabajar es el más poderoso ritual de invocación de la creatividad. En el nido de la consultoría de marketing digital, Pinchaaquí, lo sabemos bien: si esperas a que te venga la mejor corriente de aire para saltar y empezar a volar, terminarás por olvidar cómo se vuela.
Pero como todo, la creatividad también tiene sus trucos, y es posible intensificar la llamada a las musas si se siguen ciertos pasos. Y esto no significa que se trate de una ciencia exacta que vaya a hacerte ver la luz de inmediato: el trabajo y el tesón son aliados imprescindibles que van unidos a todo el proceso.
Salir de la zona de confort
Cada uno sabe lo que se le da bien y es muy tentador seguir haciéndolo hasta la saciedad. Pero, lamentablemente, la seguridad y el confort son enemigos de la creatividad. Escribe sobre cosas nuevas, lee libros y mira películas que estén muy alejados de tus preferencias, relaciónate con gente nueva: encuentra el camino para salir de tu zona de confort y las nuevas ideas te encontrarán a ti.
Alejarse del problema a resolver
Si te atascas, no fuerces la situación y pon distancia entre tú y el trabajo o problema que tengas que resolver. Puedes pasar a trabajar en otra cosa, meditar y dejar la mente en blanco durante unos minutos o, simplemente, alejarte físicamente del problema. La cuestión es concentrarte en algo diferente que permita a tu subconsciente trabajar por libre y hacer conexiones mentales que, más tarde o más temprano, te harán dar con la solución que buscas.
Buscar tu propia rutina
Se han hecho mil estudios y se han escrito mil teorías sobre cómo ser creativo y potenciar la imaginación, pero, al final, cada persona es un mundo (¡un universo, mejor dicho!) y va a responder de manera diferente a unos mismos estímulos. Por eso, puede que a ti te funcione trabajar de manera poco guiada y dejándote llevar por la intuición y el momento… Pero también puede ser que tener una rutina de trabajo bien estructurada y cuadriculada te haga llegar al estado mental necesario para dar lo máximo de ti mismo. Por eso, no te pongas límites en base a lo que hayas leído o escuchado: es cuestión de tiempo y de autoconocimiento que aprendas cuál es tu proceso creativo ideal. Y de trabajo, por supuesto.